Que cine y economía o economía y cine han ido siempre de la mano, desde los inicios del cine lo demuestra y pone de manifiesto el reconocido crítico cinematográfico y jurista, actualmente Fiscal General del Estado, Eduardo Torres-Dulce, nacido en Madrid en 1950 y con una larga trayectoria en sus dos profesiones, en el último trabajo de investigación que ha publicado bajo el título de “El salario del miedo. Cine y economía” y que ha editado Notorious Ediciones este pasado mes de Mayo. Con un prólogo de Juan Iranzo, Decano del Colegio de Economistas de Madrid, donde se llevan varios años celebrando un ciclo sobre “Cine y Economía” y del que este libro es un tanto deudor, el trabajo de Eduardo Torres-Dulce profundiza, a través del estudio y análisis de diferentes películas relacionadas con el tema, en esa relación tan importante y significativa entre dos elementos fundamentales de la sociedad actual como son el cine y la economía, justamente ahora que la segunda vive sus momentos más convulsos. El autor ha dividido el libro en cuatro capítulos. El primero sobre el tema “Cine clásico, Depresión y Hollywood”, donde analiza películas como “La quimera del oro”, “Tiempos modernos”, “Las uvas de la ira”, “El manantial” y “Chinatown”. El segundo capítulo está dedicado al cine español, donde bajo el título de “Retablo español” analiza tres películas clave como “Los jueves milagro”, “La escopeta nacional” y “Las verdes praderas”. El tercer capítulo trata de “Humanismo y economía”, con análisis de películas como “Blade Runner”, “Un tipo genial”, “Pretty Woman”, “La lista de Schindler” y “Cinderella Man”. Finalmente el cuarto capítulo, el más largo, donde hay una amplia selección de películas, se refiere a “Crisis financiera y siglo XXI” y se analizan títulos como “Wall Street”, “Full Monty”, “Up in the Air”, “Inside Job”, “The Company Men”, “La red social”, “Margin Call”, “El ejercicio de poder”, “El capital”, “La parte de los ángeles” y la muy reciente “La mejor oferta”. Un excelente y cuidado trabajo, donde Torres-Dulce da testimonio de cómo el cine, no hay que olvidarlo una potente industria que desarrolla una importante economía, siempre ha tratado, de forma más directa o indirecta los problemas económicos y las lacras sociales a lo largo de la historia de la sociedad y del cine mismo.