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Título: Otro día en el paraíso
Autor: Leo Coyote
Año de edición: 2010
Número de páginas: 164
Colección: Tapa negra
Editorial: Editorial Almuzara
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Nueva novela negra de Leo Coyote, un gallego de Lugo (más concretamente de Rubín-Sarria) afincado en Barcelona desde hace años, donde combina artes tan adyacentes como la cocina y la bebida. Curiosa y afortunada mezcla de los clásicos americanos como Hammett o Chandler con un clásico catalán como Vázquez Montalban (don Manuel), sin olvidar las especies del propio Coyote, que dimensionan un cóctel soberbio de intriga, dibujo social, retrato psicológico y apuntes cinematográficos. “Otro día en el paraíso” es una de esas novelas que se “cogen” (en el término mas sudamericano que se quiera) y no se dejan hasta que has exprimido la última y definitoria página de una historia de vueltas y revueltas, de espirales y trampas, de sorpresas y evidencias. Ubicada en la Barcelona que no promociona el alcalde, con violencia, sexo y dolor a partes iguales, la historia de “Otro día en el paraíso” trata de putas, marracas, vividores, supervivientes, gente del Ensanche (la antigua cara bonita de la Ciudad Condal), corruptos y corruptores, asesinos, policías (más o menos útiles), pero todos ellos dibujados con mano maestra por un autor que goza de su capacidad narrativa para coger al lector desde su más íntimo rincón y hacerle vivir las aventuras y desventuras de Pulpo García (un personaje, sin lugar a dudas, pariente lejano de Pepe Carvalho, pero que en vez de vivir en el Tibidabo vive en el Barrio Chino, ahora denominado Raval, por aquello de que hay que cambiar el nombre a las cosas para sigan siendo lo mismo), que escribe novelitas de quiosco y que se ve metido en una compleja trama de muertes y violencias, donde, como siempre, el dinero es el gran motor del crimen, la corrupción y la traición. Una novela de impresionante intensidad narrativa, donde Leo Coyote domina los diálogos, recrea la jerga de las calles de Barcelona y pone de relieve sus cualidades de un atento observador de la naturaleza humana que hace de la pluma (o del ordenador) una cámara fotografía insobornable de la realidad cotidiana de las grandes urbes, abocadas, irremediablemente, al desorden y al caos. Como es lógico en un autor de la dimensión de Leo Coyote, prepárense los lectores para la traca final, a la altura del resto de la novela.
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