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Título: La reina en el palacio de las corrientes de aire
Título original: Luftslotter som sprängdes. Millennium 3
Autor: Steig Larsson
Traducción: Martín Lexell / Juan José Ortega Román
Año de edición: 2009
Número de páginas: 854
Colección: Áncora y Delfín. Volumen 1156
Editorial: Ediciones Destino |
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Aunque se necesita ser muy gaucho para afirmar lo que se afirma aquí, todo parece indicar que la trilogía Millennium no se acaba con “La reina en el palacio de las corrientes de aire”, la tercera y, al parecer, última parte de la citada trilogía, porque el final abierto que propone Stieg Larsson hace suponer que el autor sueco o tenía en mente más aventuras de la pareja Lisbeth Salander y Mikael Blomkvist o, como se afirma, no se sabe si en plan de leyenda urbana, Larsson escribía a la vez más de tres aventuras del periodista y la hacker. Sea lo que sea y el futuro depare lo que depare, la tercera entrega de Millennium, con ese título tan metafórico de “La reina en el palacio de las corrientes de aire”, es, sin dudas, el mejor de la serie, y eso que Lisbeth se pasa buena parte de la misma encerrada en una habitación de un hospital. Y lo es porque toca un tema de corrupción política demasiado real como para no entender que Larsson, como buen periodista que era, no podía dejar de ser crítico con un sistema democrático donde la corrupción se ha convertido en la moneda de cambio. Y tanto da que sea en Suecia donde ocurre la acción porque la situación se puede hacer extensible a cualquier otro país desarrollado donde se practique ese tipo de democracia. Como en sus dos anteriores entregas, esta tercera vuelve a tener esa capacidad hipnótica tan característica de la narrativa de Stieg Larsson que no deja resquicio al lector para el más mínimo respiro y que lo tiene cogido de la primera hasta la última página, la 854. La habilidad del escritor sueco es la de crear un ovillo de muchas vueltas y muchos nudos para, posteriormente, poco a poco, ir deshaciendo las diferentes intrigas, los variados espacios donde transcurre la acción, a la vez que va dibujando, con mano firme, las diversos personajes que componen la historia. Una vez más, Lisbeth, con esa personalidad tan acusada, esa voluntad de supervivencia tan marcada, es el centro de la historia, aunque otros personajes, como la hermana de Mikael, adquieren mayor protagonismo. Siempre con una fuerza narrativa ejemplar, la tercera y -repito, con todo el margen de error-, no la última aventura de Lisbeth y Mikael, deja exhausto al lector tras una inmersión apasionada en este Millennium que se ha convertido, ya se puede decir con todas las palabras, en el gran acontecimiento literario del primer decenio del siglo XXI.
Por: Miguel-Fernando Ruiz de Villalobos
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