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Título: Un trago antes de la guerra
Título original: A Drink Before the War
Autor: Dennis Lehane
Traducción: Ramón de España
Año de edición: 2009
Número de páginas: 313
Colección: Serie negra
Editorial: RBA Libros
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Se mire como se mire y se diga lo que se diga, es poco cuestionable que Dennis Lehane (Dorchester, Massachussets, 1966) no sea ya un clásico de la novela negra actual. Obras como “Mystic River” (2001), “Desapareció una noche” (1988) y, sobre todo, “Shutter Island” (2003), las tres llevadas al cine y la última pendiente de estreno en todo el mundo, confirman a Lehane como uno de los escritores estadounidenses que mejor han seguido la huella y le camino de los grandes clásicos de este gran género literario y, a la vez, cinematográfico. Ahora con la diligencia que caracteriza a RBA y dentro de una colección imprescindible para los seguidores de la novela negra como es “Serie negra” (que llega ya a su número 28, todo un hito para los tiempos que corremos en nuestro país) se edita “Un trago antes de la guerra”, la novela que significó la entrada, en 1994, de Dennis Lehane en el género y la primera aventura de la pareja que forman los detectives privados Patrick Kenzie y Angela Genaro, de la cual ya ha escrito cuatro aventuras más, dos de ellas ya publicadas en nuestro país por parte de RBA, la ya mencionada “Desapareció una noche” y “Plegarias en la noche” (1999), por el momento la última aventura de la citada pareja. Con “Un trago antes de la guerra” Dennis Lehane afirmaba en 1994 un estilo personal y definitorio de una concepción clásica del género, con dos personajes que bebían directamente de la fuente de Hammer y de Chandler, y que como es tradicional y obligado en la novela negra tenía un fuerte componente de crítica social y política. Con Boston (la ciudad en la que vive Lehane) como fondo, la novela, cuyo título ya promete mucho, no se limita a narrar la típica investigación de los dos detectives (que deben recuperar unos papeles que aparentemente a robado una mujer afroamericana de la limpieza), ni las relaciones sentimentales de los dos protagonistas, si no que incide en los conflictos sociales de la ciudad, en las guerras de bandas y en la corrupción y manipulación de los políticos y sus atlateres. Con un lenguaje directo y duro (magnífica la traducción de un experto como Ramón de España), que no deja espacio para la ambigüedad, Dennis Lehane, domina, como los grandes autores del género, tanto la riqueza y fluidez de los diálogos (una norma tradicional en la literatura estadounidense del último siglo de todos los géneros que bebe, indiscutiblemente, del cine), como la descripción de ambientes y situaciones. Esa oficina de los detectives en el campanario abandonado de una iglesia o los sórdidos lugares donde transcurre buena parte de la acción, le permiten dibujar al escritor un espacio al límite, donde la violencia es la habitual moneda de cambio, el odio y la traición campan a sus anchas y, sobre todo, la perversión y la maldad conforman la actitud de quienes se creen poseer el poder. Junto a la aventura que propone la historia, Dennis Lehane no desdeña, si no que cuida y mima, la denuncia y la crítica a los poderes fácticos. Una “ópera prima” que ya dejaba bien claro cual iba a ser la trayectoria de Dennis Lehane en el muy complejo, pero fundamental, género negro.
Por: Miguel-Fernando Ruiz de Villalobos
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