La figura y la obra de Franz Kafka es tan alargada como la sombra del ciprés, de ahí que su presencia esté presente en todas las artes y que, como no podía ser de otra manera, el cine, que iniciaba su andadura como cinematógrafo, también fuera punto de mira de la fuerte y poderosa personalidad creativa del escritor checo (Praga, 1883-Kierling-Austria-, 1924).
Este impactante libro, de apenas 200 páginas, publicado en su versión original en 1996 y editado en España en 2008 por Editorial Minúscula (que por esta edición y por otras de su singular catálogo se merecería el apelativo complementario de Mayúscula) es un trabajo sorprendente, insólito y apasionante de Hanns Zischler (Nuremberg, 1947), una especie de hombre del Renacimiento ya que a su dimensión de traductor, director de teatro, editor, crítico de cine, escritor y, de forma muy especial, actor (consultar imdb para comprobar su extensa y rica filmografía), une la de haber realizado en 1978 un documental televisivo sobre la figura de Franz Kafka, lo que le permitió descubrir el interés que en su época tuvo el escritor por el naciente cinematógrafo.
Este trabajo, pues, recoge las investigaciones llevadas a cabo por Hanns Zischler sobre el apasionado interés que Kakfa mostró hacia el cine, especialmente como queda patente en muchas de sus cartas, concretamente una dirigida a su íntimo amigo Max Brod y escrita en 1908, en la que decía textualmente: “Sin embargo, lo único que puede decir con certeza es que todavía tendremos que ir juntos durante mucho tiempo al cine, al pabellón de máquinas y a ver a las geishas antes de comprender lo que significará este asunto no solamente para nosotros sino también para el mundo”. Sabias y premonitoras palabras de un pensador y escritor fuera de todo contexto, que no podía imaginar en aquel momento, que buena parte de su obra literaria sería llevada en cine en varias ocasiones (con mayor o menor fortuna, inolvidable “El proceso”, 1962, de Orson Welles).
El libro acerca al lector (literario o cinéfilo) a un mundo desconocido, a un ámbito nunca transitado por los historiadores de la literatura y del cine, y en el que de la mano sabia, documentada y prudente de Hanns Zizchler, va descubriendo la muy particular relación entre el autor de “La metamorfosis” y el cinematógrafo, a la vez que aporta datos inéditos sobre el cine de las época, las proyecciones que se hacían en las salas de ciudades europeas como París, Milán, Berlín, Munich y la misma Praga.
Un exhaustivo trabajo de investigación en archivos, anuncios y críticas de la época, así como en fotogramas de películas olvidadas o aparentemente pérdidas, del que nace, no tan sólo esta documentada investigación sobre los primeros días del cine, si no la muy interesante y nada descabellada hipótesis sobre el interés de Franz Kafka hacia el cine y el impacto que éste causó en el escritor.