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Título: La lluvia antes de caer
Título original: The Rain Before It Falls
Autor: Jonathan Coe
Traducción: Javier Lacruz
Año de edición: 2009
Número de páginas: 248
Colección: Panorama de narrativas
Editorial: Editorial Anagrama
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Bellísima y emocionante novela la pergeñada por el británico Jonathan Coe (Birminghan, 1961), narrada a lo largo de veinte fotografías y varias cintas de cassette grabadas por Rosamond, una mujer de setenta y tres años, que muere por culpa de una enfermedad del corazón de la que siempre se negó a operarse. Una entrañable historia de mujeres a lo largo de varias décadas, que quiere ser como una especie de testamento para una niña rubia y ciega de siete años, que Rosamond conoció veinte años antes de su muerte. Entrañable mirada a una saga familiar, en la que las mujeres son las grandes protagonistas, y que Jonathan Coe retrata con una minuciosidad ejemplar. Cada foto y cada cassette es un regreso al pasado para desentrañar una serie de complejas historias y relaciones familiares, donde el autor dibuja con mano precisa el carácter de unas mujeres excepcionales, y entre las que la figura de Rosamond adquiere una dimensión muy especial, como testaferro de esos “misterios” que rodean a toda historia familiar. De bellas evocaciones, de profundos sentimientos, de sorpresas emotivas y de magníficas descripciones ambientales y cuidadosos detalles, la novela es una fecunda mirada y una sólida reflexión sobre la fuerza de los sentimientos, sobre al amor y la aceptación del destino. Acostumbrados a un Jonathan Coe más satírico y desenfadado, la lectura de “La lluvia antes de caer” (precioso título nacido de la reflexión de una niña de la historia), es, no tan sólo una sorpresa, si no un regalo para cualquier tipo de sensibilidad, que muestra la extraordinaria madurez del escritor británico. Una novela que atrapa desde el primer momento al lector, quien se convierte en espectador cómplice y sigiloso de esas veinte fotos y en oyente atento de las palabras de Rosamond, quien como una sibila va desentrañando una historia universal y eterna.
Por: Miguel-Fernando Ruiz de Villalobos
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