La Academia acaba de anunciar que la próxima ceremonia de los Premios Goya, que tendrá lugar el 10 de febrero en Valladolid, será presentada por la artista Ana Belén, y los Javis. Los cineastas conocidos por haber generado el producto kitsch de Paquita Salas, y han hecho de su relación sentimental una seña de identidad.
Es importante también saber quien estará en la escritura del guión, porque si nos encontramos a los Javis con sus improvisaciones, no son los más habilidosos según hemos visto cuando recogen premios, habituales en los Feroz, y amados por sus fiestas posteriores, podremos estar ante una de las ceremonia de los Goya más extensas de la historia, y que pueda acabar empalmando con el matinal del domingo, teniendo en cuenta que empiezan ya cuando la noche es solo para personal nocturno y no para todos los públicos.
Ana Belén tiene un reto ante sí, controlar a este par de cineastas que han retomado la movida de Almodóvar y compañía en el siglo XXI. Para lo bueno y para lo malo. La experiencia de la actriz sobre el escenario debería ser más que suficiente para llevar adelante, ella sola, toda la ceremonia, pero la necesidad de atraer al público joven habrá decidido hacer esta combinación.
Siguen las ceremonias de premios teniendo esa dificultad de conseguir la atención del público, que cada vez más espera, a quien le interese, ver el palmarés final y evitarse todo el proceso directo de actuaciones y más actuaciones entre las entregas, cuando después las culpas acaban recayendo sobre los protagonistas, quienes consiguen un cabezón, con todo el merecimiento, y no se les permite ni el mínimo de agradecimiento temporal que pueda ser para equipos técnicos poder estar ante miles de espectadores, ya que son los primeros premios y alguien no se habrá dormido todavía.
Volvamos a la base del problema de las ceremonias. El horario de inicio, que lleva al horario final, y por supuesto, si es una entrega de premios, todo aquello que no son entrega de premios.