#1225 – Entre risas.

#1225 – Entre risas.

No pudo aguantarse la risa Blanca Portillo cuando Nora Navas leyó la nominación de Camen Machi por Cerdita. Y es que los títulos de las películas, de vez en cuando, dan mucho juego. Le sirvió a Rosa Maria Sardà para agradecer su Goya. Tras varias nominaciones, consiguió obtenerlo por Sin vergüenza, porque no hay nada más sano que reírse de una misma, y aceptar que también puedas ser motivo de humor. Pero esto último no siempre se acepta.

A parte de esas risas, las nominaciones de los Goya han ofrecido una agradable participación de mujeres en la dirección. Algo que cada vez debería ser más normal. Tampoco es la primera vez que sucede, incluso en los Goya ya se ha visto un pleno de directoras en la categoría de dirección. Algo que en otras academias todavía sigue siendo noticia. Pero que siga siendo noticia, es una muestra clara que no tiene nada de normalidad. Por eso seguimos dando la noticia del hombre que muerde al perro, y no la inversa.

En cada día más festivales se ha decidido tratar el trabajo de interpretación como el de dirección. Por un lado puede tener sentido que no se separe entre actores y actrices, al igual que no se separa en ninguna otra categoría, ni dirección, ni maquillaje, ni efectos especiales. Pero es cierto que lo habitual es que cada personaje esté vinculado a un género y eso acaba limitando quién va a poder interpretarlo. En pocas ocasiones hemos visto a un actor dando vida a una mujer y viceversa, y siempre recurrimos al Bob Dylan interpretado por Cate Blanchett durante una etapa de su vida en I’m Not There.

Cada día hay mas interpretes transgénero, que hacen válida la idea de crear un único reconocimiento. Pero si escuchamos las declaraciones de las actrices, siempre nos recuerdan que la industria es, y seguirá siendo masculina, durante muchos años. De manera que el hecho de tener una presencia asegurada en los premios para recordar la importancia de la mujer en el cine parece importante. Además, los premios de festivales, si bien las condiciones son muy diferentes, no han olvidado las mujeres, por el motivo que sea, en sus premios.

De manera que parece bueno que en los premios académicos todavía se mantenga esta distinción, hasta que los papeles buenos para mujeres sean los mismos que para los hombres. Que pasado los 40, o los 30, o lo que les dé gana a los productores, ya esté prohibido ser actriz porque nadie crea historia para mujeres de esas edades.