Bajo el interesante título de “Historias de cine (Relatos que inspiraron grandes películas)”, que ha editado Siruela en su colección “Libros del tiempo”, el escritor, editor y traductor Juan Antonio Molina Foix ha seleccionado y prologado un sabia y cuidada selección de once textos literarios que han sido convertidos en grandes películas. Como señala en su prólogo Molina Foix “el objeto de esta antología es recoger algunos de estos textos notables que han dado indiscutibles obras maestras del cine”, y nada más cierto cuando se repasa la selección de esas once obras literarias como son “Rashômon y “En la espesura del bosque (dos relatos cortos que Kurosawa convirtió en la famosa “Rashômon” (1950), “La casa Telleir”, traslada al cine por Max Ophüls como “Le plaisir” (1951); “La cabaña entre cañas esparcidas” convertida por Kenji Mizoguchi en “Cuentos de la luna pálida” (1953); “Miedo” que Rossellini estrenó como “La paura”; “El idilio de Miss Sarah Brown” que Mankiewicz trasladó al famoso musical “Ellos y ellas” (1955); “Testigo de cargo” (1957), que Billy Wilder recreó bajo el mismo título, lo mismo que hizo John Ford con “El hombre que mató a Liberty Valance” (1962) y que Alfred Hitchcock continuaría con “Los pájaros” (1963), once años después de editarse la novela; como también hizo Orson Welles con “Una historia inmortal” (1968), de la obra de Isak Dinesen, mientras que Robert Bresson se basaba en “La sumisa”, de Dostoievski, para dirigir “Una femnme douce” (1969) y, finalmente, John Huston cerraba su carrera con la prodigiosa adaptación de “Los muertos”, de James Joyce, convertida en “Dublineses” (1987).
Una obra perfecta para ver la importancia de la relación entre literatura, en este caso relatos cortos, y cine, y comprobar de primera mano como las grandes películas han nacido de grandes relatos literarios.